lunes, 2 de septiembre de 2013

LOS QUE HICIERON LA ARGENTINA


LOS QUE HICIERON LA ARGENTINA                                                                                      ARCHIVOS DE LA INQUISICIÓN REVELAN                                                                                               DETALLES DESCONOCIDOS

"En el último cuarto del siglo XX el gobierno español permitió el acceso a antiguos archivos celosamente guardados que atesoraban documentación inédita. 
"Tres años de intensiva investigación permitió reconstruir cronológicamente la verdadera Historia del Río de la Plata en la época colonial. El Instituto Argentino de Cultura Hispánica, dependiente de la Embajada de España, sacó a la luz la parte de nuestra Historia que la Inquisición mantuvo oculta". -dice el genealogista argentino Mario Javier Sabán en la presentación de su obra "Judíos Conversos" (Edit. Distal). 

La Historia del Río de la Plata omitió mencionar a los portugueses que llegaron a Buenos Aires mucho antes de la Revolución de Mayo, porque habían mantenido en reserva su ascendencia judía para evitar que la Inquisición accionara contra ellos. La Inquisición consideraba que todos los portugueses llegados desde el Brasil, aunque profesaran la fe católica, eran descendientes de judíos. Por eso su persecución tuvo carácter general y los atacó a todos por igual, sin procesos individuales. 
Conforme al concepto histórico de genealogía, no cabe la menor duda que en su gran mayoría eran descendientes de judíos conversos que participaron activamente en la Revolución de Mayo para acabar con la Inquisición que les impedía gozar de plena libertad y comercializar con todas las naciones. 
El censo del año 1705 reveló que el 57% de los pobladores de Buenos Aires eran descendientes de portugueses".

Por su parte el genealogista Miguel Martínez Gálvez afirma"Las 486 familias de los Pueyrredón descienden del judío portugués Juan Rodríguez Estela (o Estella). Sus posteriores entroncamientos  son incalculables".

Mario Javier Sabán, en el capítulo denominado "Genealogías Judías de Próceres y Familias Tradicionales Argentinas" reproduce los árboles genealógicos según los documentos que la Inquisición que mantuvo celosamente guardados hasta la década de 1970.  Ahí encontramos entre otros a: 
Juan Martín de Pueyrredón,      Pueyrredón Arredondo,        Pueyrredón Bonorino, Pueyrredón Tornquist,               Pueyrredón Bullrich,             Pueyrredón Alvarellos,     Pueyrredón Bonorino,                Pueyrredón Lynch,               San Millán Pueyrredón, 
Sáenz Valiente Pueyrredón,       Pelliza Pueyrredón,   López O´Gorman Pueyrredón, 
Martínez Zuviría Aliaga Pueyrredón,     Saavedra Lamas,      Sáenz Valiente Bullrich, Grondona Sáenz Valiente,         Pereyra Iraola,                        Pereyra Iraola Mitre, 
Juan María Grondona Pereira Iraola,                                  Pereyra Iraola Santamarina,  
Agote Lanusse,                          Agote Ayerza,                          Ayerza Zuberbuhler,         Segura Ayerza,                           Segura Deheza,                        Leloir Anchorena, 
Lelor Martínez de Hoz,               Zuberbülher Udaondo,            Lavalle Uriburu, Domingo Faustino Sarmiento,   Alzaga del Carril,         Fray Justo Santamaría de Oro, Lamarca Cossio,                          Gainza Castro,                         Martínez Castro, 
Lynch Quiroga,                             Balcarce Bengolea,                 Lezica Alvear Ocampo, Jorge Luis Borges,                       Manuel de Rosas,          Josefa Encarnación Ezcurra, Gervasio Antonio Posadas,         Gral Justo José de Urquiza,    Mariano Acosta, 
General Luis María Campos,        Gral Carlos María Paz,             Estanislao del Campo, 
General Juan José Viamonte,      Martín Rodríguez,    Hernández González del Solar,   
Pedro Echagüe,                             José Hernández,                       los Martínez de Hoz, 
los Leloir,                                        los Castex,                           los Bustamante y Molina, los Ibarguren Aguirre,                    los Albarellos,              los Santillán Suárez Cordero, los Ditchestein,                               los García Balcarce,        los Argerich, los Udaondo, 
los Ocampo y muchos otros que se detacaron como patriotas, militares, escritores y en diversas disciplinas.                                               

El sociólogo Ramos Mejía hizo un importante trabajo sobre los descendientes de conversos que actuaron eficazmente en las contiendas independentistas de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

El profesor Hugo Chumbita, en su obra: "El secreto de Yapeyú" intenta demostrar que en sus investigaciones realizadas conjuntamente con el genealogista argentino Diego Herrera Vegas, basados en testimonios escritos en diversas épocas, y en la tradición oral conservada hasta hoy, (década de 1940) José Francisco de San Martín sería hijo de Rosita Guarú, una indiecita guaraní que trabajaba como doméstica en la casa del Capitán Juan de San Martín casado con Gregoria Matorras.      
"Los manuscritos de Joaquina", obra de Hugo Chumbita y el genealogista Diego Herrera Vegas, basados en el diario personal de Joaquina Alvear de Arrotea, hija de José María de Alvear y nieta de Diego de Alvear, revela que José de San Martín era hijo de Rosa Guarú y el marino español Teniente de Fragata Diego de Alvear que era descendiente de judíos conversos (confirmado en la lista de la Inquisión a la que tuvo acceso el genealogista argentiono Mario Javier Sabán.
Diego de Alvear, en su misión de custodio del río Uruguay y territorios adyacentes, solía alojarse en casa de su subalterno Juan de San Martín, Gobernador de Yapeyú, donde trabajaba de empleada doméstica la indiecita guaraní Rosa Guarú. 
Según la trasmisión oral de los ancestros de lugareños de Yapeyú, recogidas por el <profesor Hiugo Chumbita y el genealogista Diego Herrera Vegas, Rosita Guarú tuvo un hijo a sus 16 años, el que fue criado por la familia de Juan de San Martín. Ese hijo al que llamaron Francisco José de San Martín, era sólo dos meses menor que una de las hijas de Juan de San Martín y Gregoria Matorras. 
Hugo Chumbita conjetura que, por su posición social, Diego de Alvear, acordó con Juan de San Martín y su esposa Gregoria Matorras de San Martín, que se harían cargo de la crianza de ese niño, dos meses menor que la menor de sus hijas. 
En la obra Judíos Conversos, de Mario Javier Sabán, Diego de Alvear figura como descendiente en 5ta generación de los portugueses Vaez Alpoin y Margarita Cabral Melo, llegados a Buenos Aires en 1599".

Según la historia Carlos María de Alvear, medio hermano de José de San Martín, colaboró con él alistando e instruyendo militarmente a quienes lucharían con él en San Lorenzo. El General José Francisco de San Martín pasó revista a dicho grupo en un sitio junto a un ombú que había en lo que es hoy la calle Álvarez Jonte. La gente del lugar lo veneraba como hito histórico, eso molestaba a Bernardino Rivadavia, que lo mandó a sacar de raíz para acabar con ese hito histórico.  
Contrariamente al deseo de su medio hermano José María de Alvear, de participar en las batallas por la Independencia, San Martín dispuso que quedara en Buenos Aires. ¿Para que lleara a Director de la Asamblea de 1813 y desmantele la sede de la cruel Inquisición y destruya todos sus elementos de tortura de ese nefasto mecanismo creado por los Reyes Católicos de España? 
El General José de San Martín hizo lo propio en Santiago de Chile y en Lima, centro principal de esa siniestra organización.
El profesor Chumbita considera que José de San Martín regresó a las Provincias Unidas del R{io de la Plata en busca de su identidad y el deseo de reivindicar sus raíces. (¿de indígenas y de conversos?).
Es sabido que los gobernantes de Buenos Aires no apoyaban la campaña libertadora de San Martín al punto de no enviarle los elementos que necesitaba para continuar la guerra para expulsar a los invasores españoles. Después del simbólico abrazo con Bolívar, San Martín viajó a Bruselas donde lo aguardaba su antiguo compañero de armas en el ejército español Alejandro Aguado, descendiente de conversos. Éste lo instaló en una de sus propiedades en Boulogne Sur Mer. En ocasión de una de sus visitas se enteró que Argentina, Chile y Perú no le enviaban los dineros acordados por su campaña libertadora. Desde entonces Alejandro Aguado se constituyó en su mecenas y nombró a José de San Martín su ejecutor testamentario.  
Yo me pregunto: ¿Es muy alocado inferir que Alejandro Aguado financió la campaña de San Martín para acabar con la Inquisición en América?    

Alejandro Aguado le dio a San Martín su casa de Boulogne Sur Meer, fue su mecenas y ejecutor testamentario. San Martín se hicieron muy amigos cuando lucharon juntos en el  ejército español contra las tropas napoleónicas. 
                                                                         
                                                                     *
 Artículo publicado en Internet por l Dr. Mario E. Cohen es investigador y presidente del Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí (Cidicsef )                                                                                   
San Martín es el prócer más venerado de Argentina y de la mitad de América del Sur por haberles hecho obtener la libertad. Derogó los dictados de la Inquisición a pocos días de poner pié en el Alto Perú. Quiso el destino que un descendiente de sefaradíes fuera el hombre que protegió y llenó de afecto a nuestro prócer en sus últimos años. En este artículo, el Profesor Mario E. Cohen, resume el perfil de la personalidad de Alejandro María Aguado y su relación con el Gran Capitán.

La vida de Alejandro María Aguado fue novelesca y fascinante. Natural de Sevilla, nació en junio de 1784 o 1785, era seis o siete años menor que José de San Martín, del que llegó a ser su mejor e íntimo amigo. 
Comenzó sus estudios en Sevilla recibiendo una base matemática superior a la corriente y después abrazó la carrera militar por vocación, ya que la fortuna de sus padres lo tenían cubierto de necesidades. Ingresó en el ejército real en 1799 siendo joven, rico y alegre, en contraste con San Martín, que era de carácter reservado y serio; sin embargo, coincidían en aspectos como la honradez de intenciones, la rectitud y su limpieza de conducta. Si el Libertador pudo ser maestro de Aguado en el campo de batalla, éste fue el de San Martín en sus correrías juveniles y las fiestas mundanas. Debido a esa íntima y fraterna amistad, fue uno de los pocos que gozó del tuteo del Padre de la Patria. 
Aguado empezó su carrera comercial como proveedor del ejército napoleónico en Andalucía. En 1813 salió de España y se quedó en disponibilidad con arreglo a una ley de Napoleón. Hizo su primera fortuna, introduciendo productos franceses a América y llevando de aquí, productos americanos y andaluces a Francia. Además de esta actividad se inició en el negocio bancario. Fue un gran mecenas del siglo XIX, que apoyó las artes plásticas y la música como pocos. Vivió en Ivry sur Seine durante varios años en que fue alcalde del municipio; embelleció la localidad, mandando a construir el puente colgante sobre el Sena, que recibió su nombre. 
Tratando de definir la relación entre estos hombres, muchos autores consideran que se habrían conocido en el Regimiento de Voluntarios de Campo Mayor en 1808. Podríamos comenzar diciendo que ambos estaban autoexiliados y habían sido compañeros de ejército, probablemente entre ellos hablaban castellano, la lengua materna que los unía, tenían edades parecidas. Aguado necesitaba un hombre de confianza y San Martín otro que le aconsejara en materia económica. Antes de volver a verse, el Libertador había vivido momentos azarosos, cambiando numerosas veces de morada y al retomar la relación con Aguado, se asentó definitivamente en Grand Bourg y París. Ambos tenían gustos refinados respecto al arte y la lectura. 
- ¿Con que tú eres el banquero Aguado?, - dijo San Martín- y su amigo le respondió: 
- Hombre, cuando alguien no puede llegar a ser libertador de medio mundo, me parece que se le puede perdonar que sea banquero. 
La vida los llevó luego por caminos distintos, aunque supieron ser hombres de éxito, San Martín con sus campañas militares libertadoras de Sudamérica, Aguado en la actividad económica que le permitió amasar una fortuna. 
El notable hombre de negocios, nombró en su testamento a San Martín, por quien tenía tan particular devoción, albacea y tutor de sus hijos menores. 
En 1832, José de San Martín enfermo y sin recursos fue auxiliado por Aguado, ante las deudas que peruanos, chilenos y el Estado argentino tenían con el prócer, que finalmente fueron mal pagadas y a destiempo, tras muchas gestiones. Bartolomé Mitre (siglo XIX), historiador, militar y presidente argentino, lo testimonia escribiendo: "... su destino, según sus propias palabras, era ir a morir a un hospital. Un amigo compañero de armas suyo en la guerra de la Península, un español, el opulento banquero Aguado, vino en su auxilio y le salvó la vida, sacándolo de la miseria. Le hizo adquirir la pequeña residencia de campo de Grand Bourg, a orillas del río Sena ..." 
Muchas enciclopedias señalan que Alejandro María Aguado provenía de una familia judía, algunas la precisan como judía-portuguesa. 
El prestigioso historiador español Gregorio Marañón señala: “... en los documentos de París hay concomitancia entre don Alejandro Aguado y los comerciantes y banqueros judíos, lo que me hace presentir, en mi fuero interno, con seguridad, que aquel benemérito varón perteneció a dicha raza (judía) ... ". Agrega: Yo he conocido varios Aguados de procedencia Navarra entre los sefarditas que aún existen en el mundo. 
Una calle lateral del Instituto Sanmartiniano de la ciudad de Buenos Aires, lleva el nombre del que fue amigo del Libertador, como símbolo de esta histórica amistad.                                                               
                                                                        * * *                        oscarpasacaner.blogspot.com

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio