jueves, 5 de septiembre de 2013

GENERACIÓN DEL 80

 Gen3ración del 80                                                                                              Miguel A. De Marco. 

 "El lema Paz y Administración, del Presidente Julio A. Roca, expresado en el Congreso el 12 de octubre de 1880, aplicado a todos los ramos de su gobierno. 
El resultado fue un desarrollo material que benefició especialmente a Buenos Aires, y que se proyectó, en diferentes aspectos, al resto del país.
Con el advenimiento de Roca, hizo su entrada a la vida política la denominada Generación del 80. El positivismo ganó múltiples adeptos en los cuadros del Gobierno. Ocupaban ministerios y bancas en el Congreso, desempeñaban puestos importantes en organismos del Estado y conducían importantes órganos de prensa.
El debate entre católicos y liberales, respecto de la legislación secularizadora en materia de educación y matrimonio, se proyectó pronto a los más diversos ámbitos de la sociedad argentina, que se vio dividida en un conflicto de proporciones con motivo de la Ley de Educación 1420, la posterior creación del Registro Civil de las Personas y hacerse cargo de la administración de los cementerios posibilitando sepultar a fallecidos de cualquier religión o ateos, sin importar su condición social o económica. Esas leyes fueron duramente cuestionadas por el nuncio apostólico.    
Roca determinó su expulsión del país. 
La Santa Sede rompió sus relaciones diplomáticas con la Argentina. 
Fue un episodio traumático. 
(Hasta ese entonces la enseñanza, el registro de nacimientos, casamientos y fallecimientos estaban manejados por la Iglesia. Sólo autorizaba sepultar en los cementerios a católicos bautizados).
Roca impulsó esas leyes, no por anticlerical, sino para incluir con ecuanimidad a toda la población del país, cualquiera sea sus credo religioso o su ateísmo.
 Se preocupó por asegurar su secesión en el gobierno con un miembro del Partido Autonomista Nacional, que, a su vez fuese un hombre de confianza. Consideró a Juárez Celman, artífice de su triunfo en 1880, como el más adecuado, sin imaginar que muy pronto cortarían los lazos que los unían.
Juárez Celman llegó al poder en 1886 sin que le hiciera mella la oposición de los Partidos Unidos. Echó las bases del unicato que provocó el distanciamiento de Roca y despertó unánimes reacciones.
Su Partido Autonomista cerró casi todos los caminos a la oposición, incluso la que surgió en sus propias filas, razón por la que debió soportar agitaciones y movimientos armados. Los buenos tiempos trocaron abruptamente a su fin por el creciente descontento político y la crisis económica. Los mitines realizados por la juvenil y pujante Unión Cívica, en pos de un regeneramiento político miraba hacia el provenir. Asistían a sus actos las principales figuras de la oposición. Era el preludio del movimiento armado del 26 de julio de 1890 que resultó militarmente derrotado pero provocó la renuncia del Presidente Juárez Celman.
El vicepresidente Carlos Pellegrini asumió la Presidencia iniciando un reordenamiento económico y trató de desarmar los enconos políticos. Esto último no fue posible. Mitre y Roca celebraron un acuerdo según el cual Mitre renunciaba a su postulación para provocar la escisión en la Unión Cívica. Así la Unión Cívica Radical encabezada por Leandro Alem, que mediante una consecuente abstención, hizo el instrumento por antonomasia para transformar las lacras del régimen que desalentaban y quebrantaban al líder radical que determinó suicidarse en 1896.
La conducción del partido quedó en manos de su sobrino, el enigmático líder Hipólito Yrigoyen, quien a su vez, sufrió un cisma en sus filas.
Desde los tiempos de Sarmiento, y más vigorosamente, a partir de la asunción de Roca, el Poder Ejecutivo dominó ampliamente ambas cámaras del Parlamento. Las voces aisladas no lograban impedir que diputados y senadores elegidos en forma fraudulenta, aunque en los términos y plazos legales, formaran una sola clientela política consecuentes con los mandatos del Jefe de Estado haciendo difícil tratar en las Cámaras propuestas ajenas a las impulsadas o sugeridas por los presidentes.
Para la renovación de 1892 el Partido Autonomista Nacional, hábilmente piloteado por Roca, volvió a la cúspide del poder político valiéndose del acuerdo con el ala más moderada de la Unión Cívica, representada por Mitre, y del arbitrio de oponer la candidatura del anciano y cansado doctor Luis Sáenz Peña para aventar la del hijo, Roque Sáenz Peña, líder del Partido Modernista, que retiró su postulación para no enfrentar a su padre.
Pocos meses más tarde estallaban revoluciones radicales en distintos puntos del país. Hubo numerosos cambios de ministros y la filiación de los titulares de las respectivas carteras puso en evidencia ña inestabilidad del Poder Ejecutivo.
Luis Sáenz Peña renunció y fue reemplazado por José Evaristo Uriburu, cercano al Partido Autonomista Nacional, quien completó el mandato en medio de preparativos para la inminente guerra con Chile.
Roca fue electo para una segunda presidencia. Entre sus éxitos se señala la resolución de conflictos limítrofes que mantenía el país. Desarrolló un gobierno progresista y modernizador. La Argentina había cambiado mucho desde su primera presidencia en 1880. Nuevos partidos, como el Socialista, encabezado por Juan B. Justo, llevaban a la palestra ideas de renovación de la sociedad mediante la educación del pueblo y la instalación de comicios universales, tanto para hombres como para mujeres. Paralelamente surgía el catolicismo social. Eran vías pacíficas que contrastaban con las drásticas soluciones que proponía el anarquismo, el que encontraba más seguidores en los inmigrantes recién llegados que en los nativos.
En 1901 se registró el sismo en el seno del Partido Autonomista Nacional. Pellegrini se distanció de Roca y fundó con sus amigos una agrupación denominada Partido Autonomista. Roca comprendió que el poder se le escurriría de las manos apenas dejase ña presidencia. Buscó salida en la convocatoria de una Asamblea de Notables de la que surgió el nombre de Manuel Quintana para sucederlo. Éste asumió ya anciano, falleció poco después. Lo sucedió el vicepresidente, José Figueroa Alcorta, juarista y modernista, eliminó la influencia de Roca, exaltó las Glorias Cívicas Argentinas en el Centenario de Mayo de 1810. Apoyó la postulación de Roque Sáenz Peña para sucederlo en la presidencia de la Nación.
Roque Sáenz Peña promovió la ley del sufragio universal, secreto y obligatorio, que lleva su nombre y que contribuyó a modificar sustancialmente el panorama político argentino. El Presidente Roque Sáenz Peña murió en 1914. Continuó el mandato Victorino de la Plaza, quien le entregó los atributos del mando a Hipólito Yrigoyen, el primer titular del Poder Ejecutivo elegido según la Ley Sáenz Peña. 
El radicalismo dejó atrás las abstinencias para asumir el poder".

Éstos son, a grandes rasgos, los principales hechos de esa época, según las investigaciones gráficas realizadas por Gabriela de Antueno y Felicitas Luna en los cuadernillos de "Historia Argentina" cuyo Director era Félix Luna.

                                                                     * * *                               oscarpascaner.blogspot.com 

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