DELEGADOS DE LA J.C.A.
DELEGADOS DE LA JEWISH COLONOZATION ASSOCIATION basado en la obra de Boleslao Lewin
En noviembre de 1890 se instaló en Buenos Aires la Delegación de la Empresa Colonizadora del barón Mauricio de Hirsch integrada por Willhelm Loewenthal, Charles Edmond Cullen y Ernest Van Vinkeroy.
Mediante nota la Delegación le comunicó al Ministro del Interior de la República Argentina el propósito de esa Empresa de colonizar, en varios puntos del país, mil leguas cuadradas de tierras instalando colonias de inmigrantes que se dedicarán a la agricultura, proveyéndolos de herramientas, animales, semillas, víveres y todo lo indispensable para subsistir hasta que logren producir su propio abastecimiento. Edificarán viviendas, escuelas, hospitales, bibliotecas, caminos, puentes y lo que requiera el progreso de las aldeas aportando el capital necesario para ese proyecto.
El Ministro del Interior respondió de inmediato expresando su beneplácito por haber elegido a éste país para tan colosal proyecto de colonización agraria.
El barón de Hirsch les asignó a cada uno de ellos sus funciones específicas.
El doctor Whillhelm Loewental administrará las finanzas, comprará y escriturará tierras aptas para cultivar, planificará y contratará la ejecución de obras en las colonias, designará el administrador para cada aldea, entre otras muchas tareas.
El doctor Whillhelm Loewental administrará las finanzas, comprará y escriturará tierras aptas para cultivar, planificará y contratará la ejecución de obras en las colonias, designará el administrador para cada aldea, entre otras muchas tareas.
Charles Edmond Cullen, agrónomo inglés experto en agricultura, hará reuniones con los noveles agricultores para dictar cursos teóricos y prácticos de agricultura, horticultura, fruticultura, apicultura, cría de ganado vacuno, equino, ovino y aves de corral; los instruirá para que al roturar el suelo lo hagan arando transversalmente al declive para evitar que las semillas sean arrastradas hacia los bajíos; taparán con tierra las en cuanto las hayan sembrado para evitar que se las coman las avutardas; construirán tajamares en los bajíos. Almacenarán harina, fideos, arroz, azúcar, y aprenderán a conservar productos cárneos, lácteos, hortícolas y frutícolas por si fracasan las cosechas pues la Empresa Colonizadora no los subsidiará. Dependerán de lo que se hayan abastecido y conservado para la alimentación de la familia.
Ernest Van Vinkeroy, ex coronel del ejército belga, aplicará rigor militar para que los colonos cumplan con lo estipulado en los contratos de colonización: superficies mínimas de siembra, plantación de árboles, rotación de cultivos, estimulará la cordial convivencia entre colonos y con los naturales del país y cumplirá las funciones de juez en casos de litigios.
Aquellos que incumplan las pautas estipuladas en los contratos de colonización o cometan actos reñidos con la moral y las buenas costumbres éticas y morales serán expulsados de las colonias.
Aquellos que incumplan las pautas estipuladas en los contratos de colonización o cometan actos reñidos con la moral y las buenas costumbres éticas y morales serán expulsados de las colonias.
El 14 de diciembre de 1891 llegó al puerto de Buenos Aires el vapor Pampa con el primer grupo de futuros colonos auspiciados de la Empresa Colonizadora del barón de Hirsch. Los diarios publicaron la noticia en primera plana. Uno de ellos decía:
“Han llegado a nuestro país los inmigrantes vinculados con la empresa colonizadora del barón de Hirsch. El grupo es pintoresco y abigarrado, así por la edad como por la variedad de sus fisonomías y de los diversos dialectos que hablan. Las mujeres son esbeltas, más bien delgadas, de animados ojos negros brillantes. Los hombres, de constitución fuerte, visten trajes oscuros. La mayoría de ellos se dedicarán a la agricultura; también hay artesanos en variados oficios.
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