LA INVASIÓN GRINGA
LA INVASIÓN GRINGA José Pedroni
Hoy nadie llegaría / pero ellos llegaron.
Sumaban mil doscientos. / Cruzaron el Salado.
Al cruzarlo, afanosos, / lo probaron
y los hombres dijeron / - ¡Amargo! -
Pero siguieron. / En la espalda raían clavados
dos ojos de fuego, / los de Aarón Castellanos,
salteño.
Los barcos (uno... dos... / tres... cuatro...)
ya volvían vacíos / camino del Atlántico.
Su carga estaba ahora / en un convoy de carros:
relumbre de guadañas: / desperezos de arados;
hachas, horquillas, / palos;
algún fusil alerta; / algún vaivén de brazos;
nacido en el camino / algún niño llorando.
El trigo lo traían las mujeres / en el pelo dorado.
Hojas de viejos libros / volaban sobre el campo.
* * *
LOS GRINGOS Evaristo Barrios
Los gringos que desde lejos / llegaron un día a nuestra tierra
Dentraron sabedores primero / que al arar deben
hacerlo
transversal a las pendientes / y a mestizar las
haciendas,
que al ser pesadas y mansas, / transformaron las
yerras.
Los gringos no quieren el rancho / que es como nido de hornero;
amasan el barro, lo cortan / y después le prenden
fuego.
Así las paredes de ladrillos / quedan desafiando el
tiempo.
Convierten los yuyos del patio / en quinta de
verdulero,
y en vez de perros, crían aves, / que sirven más
que criar perros.
Los árboles pa´ la sombra / también son pa´ darles
frutos,
y al ombú que no da leña, / que fue abrigo pa´ más
de uno,
lo combaten con igual saña / con que arrancan los
yuyos,
lo mismo que a la sabandijas / dañinas que andan en lo
oscuro.
Si se prenden a nuestras criollas, / más a lo nuestro se afirman,
y lo hacen con el deseo / de asegurar la familia;
la cosecha es más buena / cuando es mejor la semilla.
¡Hay que ser como los gringos, / sin odiarlos y sin envidia!
No es cuestión de andar rabiando / contra los que así progresan;
la ley es hecha pa´ todos, / y por lo tanto pareja.
Esta Patria de nosotros, / que pa´ ninguno se cierra,
siempre que los que en ella aniden / la paz y el trabajo quieran,
dá de sobra pa´ sus hijos, / y pa´ los hijos de afuera.
Ya pa´ los que aquí vivimos, / nos está sobrando el suelo,
aproveche cada uno, / pa´ desarrollar su propio esfuerzo
dejando de lado el boliche, / la bebida y el juego
pa´ que no pierdan el tiempo. / ¡Aumenten sus valores!
¡Haga lo mismo que los gringos, / sea como él, chacarero!
No importa que nos parezca / que sus costumbres son otras;
las riquezas que amontonan / no las llevan cuando han muerto.
los hijos que lo ayudaron, / siguen el mismo ejemplo;
aunque después lo que queda, / lo desparraman los nietos.
¡El fruto de su trabajo / le da a la Patria progreso!
Sabemos que no avanza / aquel que sentado se queda,
cuando la hacienda se viene, / al perezoso lo pisotea.
Hay que ver qué se ha hecho, / cada vez que el sol se dentra,
y pensar que el nuevo día, / también traerá vida nueva
que la pierde de seguro / aquel que no la aprovecha.
Dios nos ha puesto los ojos / pa´ el lado que cae la frente,
demostrándonos con eso, / ande ha de mirar la gente.
También los ojos del alma, / que no sé dónde se esconden,
saben siempre hallar rumbo / ande algunos lo pierden.
¡Cada uno tenemos fuerzas / pa´ hacer lo que queremos!
Las máquinas que son productos / de su idea y su talento,
que alivia el trabajo, / ya deja de lado la carreta,
planchan los caminos / pa´ andar más ligero,
pa´ ir ganando tiempo. / ¡Es algo de no creerlo,
la ambición de esos gringos, / sigue ayudando al progreso!
Los gringos son tan andariegos, / que cuando están descansando,
son capaces de emplear el tiempo / cortando cueros pa´ tientos.
No son hombres de andarse quietos / con los brazos cruzados,
porque cuando pasa el día / y es poco lo que han hecho,
andan tristes y agachaos / como perros abichaos,
pero en cambio, ríen y cantan / cuando el trabajo no les falta.
* * *
CANCHA por Fernán Silva Valdés
Cancha para estos hombres / que añorando una patria,
se suman a la nuestra, / trayéndonos sus manos laboriosas.
Cancha para estos hombres / que hablarán nuestra lengua
y sembrarán los campos; / estos campos inmensos,
estos campos riquísimos / que reclaman trabajo;
campos inmensos y ricos / que están pidiendo gente.
Ellos vienen a eso, / a levantar su rancho, a sembrar trigales,
a plantar árboles, / a dejar tras su vida fecunda,
un repecho de hijos argentinos.
¡Cancha para estos hombres / que sembrarán estos campos!
¡Cancha para estos hombres / que agrandarán la Patria!

* * *
a plantar árboles, / a dejar tras su vida fecunda,
un repecho de hijos argentinos.
¡Cancha para estos hombres / que sembrarán estos campos!
¡Cancha para estos hombres / que agrandarán la Patria!

* * *
Campos con campesinas de gesto alegre,
que pagan un piropo con dos ojos asombrados
como dos monedas celestes.
Campos con hombres blancos
y con mujeres de otra laya,
en cuyos vientres se está mestizando
la carne y el espíritu de una futura raza.
Campos con gente nueva que de una tierra pobre
hacen un campo bueno, pues, donde no hay agua
bienvenida del cielo, levantan represas.
Hacen caminos y puentes para carros y carretas;
campos con grandes parvas redondas y doradas,
que esos hombres levantan a imagen del sol.
y con mujeres de otra laya,
en cuyos vientres se está mestizando
la carne y el espíritu de una futura raza.
Campos con gente nueva que de una tierra pobre
hacen un campo bueno, pues, donde no hay agua
bienvenida del cielo, levantan represas.
Hacen caminos y puentes para carros y carretas;
campos con grandes parvas redondas y doradas,
que esos hombres levantan a imagen del sol.
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