martes, 27 de marzo de 2012

COMPAÑEROS DE VIAJE

COMPAÑEROS DE VIAJE                     

                                       Basado en relatos de Sara Niemitz, prima hermana de mi padre y de otros familiares.   

Los integrantes de la familia Pascaner se ubicaron en el salón de pasajeros del Orione. Los cuatro mayores y los dos hijos menores de Pascaner se instalaron en en dos largos bancos enfrentados. 
En dos bancos próximos, pasillo mediante, se sentaron los cuatro hijos mayores de Pascaner, Benjamín Gregorio y tres de sus hermanas.  
En los cuatro lugares disponibles se sentaron dos muchachos y dos chicas después de preguntar si los podían ocupar.  
  - Tú eres el traductor. 
  - Si, hablé con ustedes. Son hermanos y viajan sin sus padres ni otros familiares. 
  - Así es, soy Salomón Niemitz, mi hermano Julio y mis hermanas María y Fanny.      -   - Mis hermanas son Sima, Ana y Fanny; soy Benjamín Gregorio Pascaner. 
Al estrecharse las manos se entrecruzaron los brazos que los hizo reir.
  - ¿Fueron convocados por el Comité de Emigración? -preguntó Sima a Salomón.
  - Nos anotamos sin convicción porque entendíamos que era sólo para judíos rusos, pero sin hacernos preguntas nos entregaron las tarjetas de embarque. Agradecimos y salimos enseguida, antes que nos hagan preguntas que no sabríamos responder.
   - Y ustedes ¿tuvieron dificultad en el Comité de Emigración?
  - Nosotros habitábamos en la región del Principado de Moldavia, donde mi hermano Benjamín estudiaba idiomas y cultura general. Un día se le presentaron dos hombres del Comité de Emigración y le hicieron la oferta de ir como traductor con un contingente que iría a la Argentina. Mi hermano les propuso hablar con su padre. Mantuvieron larga conversación explicándoles a nuestro padre y al abuelo en qué consistía el proyecto de Colonización Agraria de la Jewish Colonization Association.   - Creo haber entendido -dijo mi padre- que cada familia recibirá una parcela de tierra de labranza, las herramientas y otras ayudas para trabajar como agricultores.
  - Así es, el barón de Hirsch ha donado una gran cantidad de dinero para ese fin. 
 - Bueno. Mi hijo irá como traductor si nuestra familia es colonizada en Argentina en las mismas condiciones. Tomaron nota de los integrantes de nuestra familia; al saber que éramos diez personas dijeron que debían consultarlo con las autoridades del Comité de Emigración. Días después  nos hicieron saber que aceptaban. ¿Y ustedes?
- Al enterarnos que reclutaban a familias judías de Rusia, Lituania, Estonia, Ucrania, Letonia, Polonia, Crimea y de otros países menos conocidos nos aprendimos las festividades judías, pero no los rezos por si las preguntaban. 

El Orione anunció su partida con cortas y repetidas pitadas.
Minutos después inició la navegación por el Mar Negro. 
Los integrantes de ese grupo se trataban como si hubieran sido amigos. 
El Orione ingresó en el estrecho del Bósforo, que separa Europa de Asia. Los ocho jóvenes subieron a cubierta para contemplar las colosales formaciones rocosas que lo encajonan hasta su salida en el mar de Mármara. 
Nuevamente subieron a cubierta cuando la nave entró en el estrecho de los Dardanelos frente a la península Balcánica. 
Al sali de ese estrecho la nave ingresó en el mar Egeo  de intenso color azul con islas que formaban archipiélagos de increíble belleza. Benjamín fue en busca de su familia para decirles que debían ir a cubierta para ver ese panorama de increíble belleza.
- Papá, mamá, Benjamín… -exclamó Mauricio de once años - ¡Ayúdenme a mirar!
El niño consideraba que sus ojos no tenían suficiente capacidad para captar toda la amplitud y magnificencia de esa vista en toda su inmensidad.    
Los ocho jóvenes se encontraban en cubierta cuando la nave ingresó al estrecho de los Dardanelos y se encontraban allí cuando salió al mar de Mármara       
Mientras navegaban por el Mediterráneo observaron un pez de gran tamaño que nadó durante un largo trecho junto a la nave
El grupo de amigos preferían estar en cubierta observando el panorama de agua y cielo, donde, ocasionalmente algún pez volador salía del agua escapando a la voracidad de algún pez depredador y terminaba en el pico de una gaviota. 
Se hallaban en cubierta cuando a la distancia divisaron tierra a babor y estribor. 
- Nos acercamos al estrecho de Gibraltar, esa es España y esa África. -dijo Benjamín Gregorio, los otros asintieron. Calcularon que de una costa a otra no habría más de quince kilómetros. El Orione navegó por el estrecho de Gibraltar tan cerca de la costa española que vieron monos beduinos sentados en las rocas. 
La nave atracó en el puerto de Santa Cruz de Tenerife de las islas Canarias.
Mientras los pasajeros observaban como una decena de hombres cargaban  en la nave abastecimientos cinco chicos se acercaron nadando al barco solicitando a los pasajeros que arrojen monedas al mar. Las límpidas aguas posibilitó verlas cómo cayeron al lecho oceánico. Los niños nadadores hicieron unas coordinadas piruetas acrobáticas y se sumergieron simultáneamente. Al llegar al fondo recogieron las monedas; al emerger recibieron un nutrido aplauso. Los chicos saludaron y nadaron hasta la orilla. 
La nave hizo sonar la sirena como saludo y retomó la navegación por el Atlántico.
Tal como lo venía haciendo desde el primer día los horarios de las comidas se anunciaban con una sucesión de cortas pitadas. Los viajeros pasaban por la cocina y retiraban sus comidas elaboradas con pollo, carne bovina, pescado, fideos, pastas rellenas, arroz, papas, sardinas, tomates, zanahorias, zapallos y frutas. 
Los desayunos y meriendas eran té o café, galletitas, queso y dulce.

Poco después de la medianoche del 20 de junio de 1894, después de cuarenta días de navegación, el Orione ingresó al Río de La Plata. La intensa niebla hizo que la nave se desplace lentamente haciendo sonar la sirena cada tres minutos. 
Amanecía cuando se oyó a la tripulación trabajar en tareas de amarre.
Al promediar la mañana comenzó a disiparse la niebla, se autorizó a los pasajeros para subir a cubierta desde allí vieron la silueta de la ciudad de Buenos Aires, capital de la “ Nueva Patria”.  
Delegados de la Empresa Colonizadora del barón de Hirsch se ofrecieron para traducir al castellano los nombres de los pasaportes escritos con caracteres cirílicos del abecedario ruso. Los funcionarios de Inmigración desecharon el ofrecimiento y los registraron como lo pronunciaban. 
A mi tatarabuelo Loewenthal, a su hermana María Loewenthal y a mi bisabuela Lea Loewenthal de Pascaner quedaron registrados Levental en vez de Loewenthal. A dos de los cuatro hermanos Niemitz, los registraron como Niemes.  



                                                                    * * *                                  oscarpascaner.blogspot.com

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