lunes, 23 de diciembre de 2013

TORNADO EN CAMPAMENTO DE COLONIA MAURICIO

TORNADO EN CAMPAMENTO DE COLONIA MAURICIO

Por decreto del 6 de agosto de 1881 el Presidente Julio A. Roca invitó a judíos rusos y de otros países de Europa del Este a radicarse en la Argentina, asegurándoles que gozarían de todos los derechos que tienen los habitantes de este país. 
Dicha invitación fue un acto de solidaridad cadashacia los de esa etnia minoritaria, víctimas de pogroms desencadenados por el populacho de Kiev, Odesa, Elisavetgrad y otras ciudades rusas y otros países del este europeo, donde las leyes restrictivas les prohibía trabajar para ganarse el sustento familiar. 
Un contingente viajó por iniciativa propia alentados por el mencionado decreto. Arribó al puerto de Buenos Aires el 14 de agosto de 1989, pero el Directos de Inmigración Carlos Lix Klet no les permitió descender del barco. 
Las críticas de los diarios hizo que reviera esa medida, permitiendo bajar a 120 familias de las 138 que integraban ese contingente. 120 de ellos habían comprados parcelas de tierras apta para cultivar al agente inmobiliario de Rafael Hernández, hermano del autor del Martín Fierro, quien después de cobrar los cheques por los anticipos desapareció. Después de diversas vicisitudes se radicaron en tierras del norte santafesino donde se dedicaron a la agricultura fundando la colonia y pueblo de Mosés Ville. 
Las autoridades gubernamentales argentinas pretendían estimular la producción de trigo y otros granos y semillas. Con esa intención se hizo llegar folletos diseñados por un alemán apellidado Napp a las comunidades israelitas de Letonia, Lituania, Estonia, Ucrania, Polonia, etc. invitándolos a instalarse en este país para dedicarse a la agricultura. En ese entonces el pan que se elaboraba en Argentina se lo hacía con harina importada de Chile. Así fue hasta 1894, en que los colonos de la empresa de colonización agraria fundada por el barón Mauricio de Hisch, obtuvo la primera cosecha de trigo, y fue tan abundante que alcanzó a abastecer la demanda interna.

El barón Mauricio de Hirsch constituyó la Jewish Colonization Association en 1891 con intención de instalar en países no discriminadores a gente sometida por leyes restrictivas aplicadas en Rusia y otros países de Europa del Este.

 su política hacia las etnias minoritarias. Lamentablemente el grupo que llegó en 1889, que habían pagado los anticipos al agente inmobiliario de Rafael Hernández, hermano del autor del Martín Fierro, fueron estafados por éste, con la espúria colaboración de Estanislao Zeballos, Ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina.   dellegó un grupo de inmigrantes que le compararon 120 parcelas de tierra al agente del terrateniente  hermano del autor del Martín Fierro, que después de cobrar los cheques por los anticipos, desapareció. Esos, que habían viajado por su cuenta, son los que luego de muchas peripecias, se asentaron en el norte de la Provincia Santa Fe y formaron la Colonia Moisés Ville.  
En 1891 el barón Mauiricio de Hirsch fundó la Jewish Colonization Association. , 
Hacia 1893, los Delegados de Buenos Aires de esa Empresa de Colonización Agraria se hallaban muy molestos porque funcionarios xenófobos del gobierno argentino, demoraban malintencionadamente la entrega de los certificados de propiedad de las tierras compradas y pagadas, en las que serían colonizados los inmigrantes. 
Dicha demora impedía realizar los trabajos de infraestructura de las aldeas; la edificación de escuelas y viviendas para las familias de los colonos, demarcación de las parcelas de cultivo, construcción de caminos, puentes y toda la infraestructura necesaria para instalar en ellas a quienes labrarían la tierra para producir el trigo que necesitaba el país para elaborar la harina con que hacían pan, y dejar de importarla.
El barón Mauricio de Hirsch, informado de esa situación, le atribuyó a sus Delegados falta de carácter para exigir ante la autoridades gubernamentales la agilización de ese sencillo trámite indispensable para escriturar las tierras adquiridas y pagadas. 
"No cabe en mi mente que funcionarios ineptos arbitrariamente traben el progreso de su país -decía la nota del barón de Hirsch-. La colonización agraria abastecerá de trigo al mercado interno para hacer la harina que actualmente importan de Chile. Cultivarán trigo, maíz, lino, girasol, etc., para atender la necesidad interna y habrá cupos excedentes para exportar a esta Europa hambrienta, con el consiguiente beneficio económico para la Argentina". 

Una de las muchas colonias afectadas por la demora en la entrega de los certificados para escriturar las tierras compradas y pagadas, era la que llevaría el nombre del fundador y auspiciante de esa colonización agraria en la zona de Carlos Casares, provincia de Buenos Aires. Mientras aguardaban que el gobierno entregue los certificados, los inmigrantes asignados a esa colonia fueron alojados en carpas, en el terreno próximo a la vivienda del ex propietario de esas tierras.

Mientras el Delegado Administrativo de la Empresa Colonizadora del barón Mauricio de Hirsch, doctor Willhelm Loewenthal, se encontraba en el norte de la provincia de Santa Fe tramitando la escrituración de las tierras en las que se establecieron los inmigrantes del Weser, llegados por cuenta  propia dos años antes de constituirse la Empresa Colonizadora del barón de Hirsch, recibió un telegrama que lo informaba sobre una catástrofe ocurrida en el campamento de la futura Colonia Mauricio.
El doctor Loewenthal tomó el primer tren para llegar lo antes posible al campamento transitorio de la Colonia Mauricio. Uno de los inmigrantes le relató lo sucedido:

"Este 26 de diciembre era un día espléndido. Inesperadamente nos invadió un calor sofocante. El cielo se oscureció y comenzó a soplar el viento con inusitada violencia. Todos buscamos refugio, unos dentro de los galpones, otros en sus carpas. El viento convertido en huracán, desenterró las estacas y cortó las sogas que sostenían las lonas de las carpas. Quienes se refugiaron en ellas tuvieron que aferrarse a los postes centrales para no ser arrastrados por el viento. Colocaron a sus hijos bajo sus cuerpos, acurrucados sobre ellos los protegían de todo lo que volaba. Las chapas de los techos, convertidas en guillotinas, pasaban en vuelos rasantes. Soportaron los chicotazos de las sogas cortadas, el golpeteo del tremolar de las lonas y el impacto de los utensilios. La espesa tormenta de tierra y densa oscuridad dispersó a los integrantes de las familias. Se llamaban a gritos que se mezclaban con el ulular del viento huracanado, con los ayes de dolor y con los pedidos de auxilio.
De pronto, en un instante, todo el terreno quedó inundado por torrencial aguacero. Hombres, mujeres y niños sollozando, resbalando y cayéndose en el barro transportaban a muertos y heridos hasta la oficina de la administración de la colonia, instalada en lo que había sido la vivienda familiar. No había médico ni medicinas para atender a los heridos. Tampoco había ataúdes para los muertos.
Amortajados con sábanas, se los sepultó en una colina cercana".

                                                               * * *                                           oscarpascaner.blogspot.com                 
                                                                                                                       

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