LAS COLONIAS CERCANAS A DOMÍNGUEZ
LAS COLONIAS CERCANAS A DOMÍNGUEZ
La mayoría de los descendientes de los agricultores colonizados por la Jewish Coloniazation Association en zonas cercanas a Domínguez, mi pueblo natal, eran arreligiosos, librepensadores que simpatizaban con la doctrina del agnosticismo.
Esta doctrina considera que todo lo relativo a Dios, al origen del Ser, a lo Absoluto, a lo Infinito y a la Metafísica son temas demasiados complejos e inaccesibles para que lo entiendan la mayoría de los humanos, consecuentemente aceptan como verdadero todo lo que la Ciencia ha podido probar fundamentándolo.
Quizás ese agnosticismo es lo que hizo modificar el deseo de buena venturanza que suelen intercambiarse los chacareros cuando se cruzan en el camino. Y quedó así: "Que la tierra se haga camino ante tus pies. Que el viento sople a tus espaldas. Que el sol brille cálido sobre tu rostro. Que la lluvia caiga suavemente sobre tu parcela de labranza. Que la vida sea generosa contigo y con tu familia". (*)
( *) La versión original decía: Que Dios te guarde en la palma de sus manos.
Las escuelas de esas colonias tenían de 1ro a 3er grado (lo que en el año 1910 se consideraba la “Enseñanza Elemental” conforme a la gradualidad de la Ley 1420).
De esas colonias surgieron escritores como: Alberto Gerchunoff, César Tiempo, Samuel Eichelbaum, Nicolás Rapaport, José Lieberman y otros que se destacaron
en la letras. De la colonia San Gregorio, la más próxima a Domínguez, surgió Jaime Yankelevich, el fundador de Radio Belgrano; también de allí fue la primer hija de inmigrantes judíos, apellidados Roiter, que se recibió de maestra y ejerció en la escuela urbana de Domínguez (fue mi maestra de 3er grado).
La recitadora Berta Singerman y su hermana Paulina Singerman, excelente actriz La recitadora Berta Singerman y su hermana Paulina Singerman, excelente actriz eran de la colonia Carmel, a doce kilómetros de mi pueblo; el humorista Chaz de Cruz y el entrenador de fútbol José Pekerman, nacido en el hospital de Domínguez; también de Carmel eran los cronistas de automovilismo José y Elías Sojit.
En la colonia San Vicente, cercana a la localidad de Clara, nació el periodista Joseph Kesler, premiado en París como el mejor periodista internacional.
De La Capilla, hoy pueblo Ingeniero Sajaroff, era el filósofo Máximo Yahupsky, creador de distintos centros judeos-cristianos en diversos países, es quien tradujo al castellano la biblia original escrita en arameo. De la colonia Rosh Pina, cerca de Domínguez, era José Lieberman, acridiólogo (ciencia que estudia las langostas; devoraban una de cada cinco cosechas).
De las colonias Clara surgieron Adolfo y Enrique Dikman, diputados socialistas y muchos otros inmigrantes, e hijos de los inmigrantes, que llegaron impulsados por la generosa invitación por decreto del gobierno argentino y lograron, con empeño, esfuerzo y la liberalidad del país para acceder a estudios superiores, destacarse en distintas disciplinas. No obstante la discriminación sufrida en los distintos países del imperio de la Rusia de los zares, unida por la religión ortodoxa, la política y la lengua, para quienes no se sometían a ellas, su familia no dejó de reconocer lo positivo de las ambiciones socialistas que tendería a una vida mejor de los pertenecientes a las muchas etnias minoritarias y sus hijos fueron depositarios de esos principios socialistas.
Tres hijas del colono Chertkoff se casaron con destacados políticos socialistas: una con Juan B. Justo, otra con Nicolás Repeto y la tercera con Enrique Dickman.
José Lieberman, en su obra “Tierra Soñada” (edit. Laserre) describe la colonización agrícola de la Jewish Colonization Association en Entre Ríos.
Uno de sus capítulos dice:
La mayoría de los descendientes de los agricultores colonizados por la Jewish Coloniazation Association en zonas cercanas a Domínguez, mi pueblo natal, eran arreligiosos, librepensadores que simpatizaban con la doctrina del agnosticismo.
Esta doctrina considera que todo lo relativo a Dios, al origen del Ser, a lo Absoluto, a lo Infinito y a la Metafísica son temas demasiados complejos e inaccesibles para que lo entiendan la mayoría de los humanos, consecuentemente aceptan como verdadero todo lo que la Ciencia ha podido probar fundamentándolo.
Quizás ese agnosticismo es lo que hizo modificar el deseo de buena venturanza que suelen intercambiarse los chacareros cuando se cruzan en el camino. Y quedó así: "Que la tierra se haga camino ante tus pies. Que el viento sople a tus espaldas. Que el sol brille cálido sobre tu rostro. Que la lluvia caiga suavemente sobre tu parcela de labranza. Que la vida sea generosa contigo y con tu familia". (*)
( *) La versión original decía: Que Dios te guarde en la palma de sus manos.
Las escuelas de esas colonias tenían de 1ro a 3er grado (lo que en el año 1910 se consideraba la “Enseñanza Elemental” conforme a la gradualidad de la Ley 1420).
De esas colonias surgieron escritores como: Alberto Gerchunoff, César Tiempo, Samuel Eichelbaum, Nicolás Rapaport, José Lieberman y otros que se destacaron
en la letras. De la colonia San Gregorio, la más próxima a Domínguez, surgió Jaime Yankelevich, el fundador de Radio Belgrano; también de allí fue la primer hija de inmigrantes judíos, apellidados Roiter, que se recibió de maestra y ejerció en la escuela urbana de Domínguez (fue mi maestra de 3er grado).
La recitadora Berta Singerman y su hermana Paulina Singerman, excelente actriz La recitadora Berta Singerman y su hermana Paulina Singerman, excelente actriz eran de la colonia Carmel, a doce kilómetros de mi pueblo; el humorista Chaz de Cruz y el entrenador de fútbol José Pekerman, nacido en el hospital de Domínguez; también de Carmel eran los cronistas de automovilismo José y Elías Sojit.
En la colonia San Vicente, cercana a la localidad de Clara, nació el periodista Joseph Kesler, premiado en París como el mejor periodista internacional.
De La Capilla, hoy pueblo Ingeniero Sajaroff, era el filósofo Máximo Yahupsky, creador de distintos centros judeos-cristianos en diversos países, es quien tradujo al castellano la biblia original escrita en arameo. De la colonia Rosh Pina, cerca de Domínguez, era José Lieberman, acridiólogo (ciencia que estudia las langostas; devoraban una de cada cinco cosechas).
De las colonias Clara surgieron Adolfo y Enrique Dikman, diputados socialistas y muchos otros inmigrantes, e hijos de los inmigrantes, que llegaron impulsados por la generosa invitación por decreto del gobierno argentino y lograron, con empeño, esfuerzo y la liberalidad del país para acceder a estudios superiores, destacarse en distintas disciplinas. No obstante la discriminación sufrida en los distintos países del imperio de la Rusia de los zares, unida por la religión ortodoxa, la política y la lengua, para quienes no se sometían a ellas, su familia no dejó de reconocer lo positivo de las ambiciones socialistas que tendería a una vida mejor de los pertenecientes a las muchas etnias minoritarias y sus hijos fueron depositarios de esos principios socialistas.
Tres hijas del colono Chertkoff se casaron con destacados políticos socialistas: una con Juan B. Justo, otra con Nicolás Repeto y la tercera con Enrique Dickman.
José Lieberman, en su obra “Tierra Soñada” (edit. Laserre) describe la colonización agrícola de la Jewish Colonization Association en Entre Ríos.
Uno de sus capítulos dice:
“La
denominación genérica de Colonia Clara, agrupa a una serie de aldeas fundadas
por la Empresa Colonizadora Jewish Colonization Association (J.C.A.) entre las que se encuentran: Achiras, Barón Guinzbourg,
Barón Hirsch, Barreros, Carlos Calvo, Carmel, Desparramados, Eben Haroscha,
Espíndola, Feinberg, Hambis, Jurado, Judith, Kiriat Arba, Leven, Miguel, Perlisa,
Rajil, Rosh Pinah, Sagastume, San Vicente, Sonnenfeld (San Gregorio), San Vicente, Spangerber, Vélez, etc., etc.
Cerca de mil familias vivieron en las muchas aldeas que (en su conjunto) conformaban las Colonias Clara labrando con pasión sus parcelas de tierra.
La tremenda dureza de los primeros años, ni interminables dificultades posteriores, pudieron remover de sus campos a aquellos noveles agricultores.
La mayoría de esas colonias están ubicadas en el departamento Villaguay, Colón, Concepción del Uruguay y Concordia.
Las estaciones ferroviarias cercanas al conjunto de aldeas que conformaban las Colonias Clara eran: Las Moscas, Domínguez, Villaguay, Clara, Jubileo, San Salvador y General Campos.
Lamentablemente el trazado ferroviario no pasó por La Capilla y otros pueblos.
El centro urbano más antiguo de esa colonización fue Domínguez.
Desde allí partieron la mayoría de los contingentes colonizadores.
Domínguez cuenta con estación de ferrocarril, municipalidad, oficina de correos y telégrafo, hospital, farmacia, biblioteca, salón para fiestas, plazas, escuela primaria completa hasta 6° grado, comercios, cooperativa agraria, elevador de granos, grandes galpones acopiadores de cereales y oleaginosos.
Allí, en Domínguez, en la década de 1960 se hizo realidad lo que para muchos no era más que una utopía: levantar una planta elaboradora de aceite de lino.
El nombre de Colonias Clara es un merecido homenaje a la baronesa Clara Bischosfesheim de Hirsch, mujer inteligente y activa colaboradora en la tarea de colonización emprendida por su esposo Mauricio de Hirsch, fallecido en 1894 sin que alcanzara a ver los resultados de su generosidad. Su bondadosa esposa, ya viuda, entregó la mayor parte de su fortuna para continuar el inconmensurable emprendimiento iniciado por el barón de Hirsch. La historia debiera considerarla como una de las mujeres más extraordinarias de los tiempos contemporáneos.
Las distintas aldeas que constituían lo que se denominó genéricamente Colonia Clara, fueron fundadas en tierras compradas en 1892 por la J. C. A. Salvo algunas pocas excepciones, son de aceptable calidad. Vale hacer notar que en esas mismas tierras fracasó un intento de colonización agraria emprendido años antes por la Empresa Colonizadora La Agrícola.
Los inevitables altibajos de la producción inicial produjeron variaciones en la demografía colonial. El fracaso de las cosechas del año 1900, hizo que algunos colonos abandonaran sus campos, iniciándose así un éxodo que redujo algo la población rural. No obstante ello, en ese año el número de colonos llegaba a quinientos. Después hubo otros momentos difíciles provocados por invasiones de langostas, excesos de lluvias, sequías prolongadas, baja en los precios del ganado y otros factores negativos gravitaron sobre los agricultores. Para estimularlos la entidad colonizadora les duplicó y hasta triplicó el tamaño de las parcelas adjudicadas que, inicialmente era de cincuenta hectáreas y les condonó sus deudas. Esa sabia decisión fue factor determinante para llevar adelante el estado general de las colonias.
Las aldeas de Colonias Clara fueron focos culturales del judaísmo argentino. En todas ellas tenían bibliotecas populares, escuelas, consorcios camineros, etc. En los pueblos cercanos había centros sociales y deportivos, comercios, etc. Las bibliotecas contaban con salones en los que disertaban conferencistas y se debatía al estilo de los cafés parisinos. De allí salieron figuras que se destacaron en la política y otras disciplinas.
Es Domínguez la más histórica de las poblaciones de origen rural. Su original trazado de sus calles bordeadas de árboles.
La sede del Fondo Comunal, entidad básica del cooperativismo agrario, contaba con numerosos socios de distintas religiones y condición social.
Esa entidad, representativa del espíritu de los agricultores y de una economía orientada hacia la afirmación de la agricultura en tierras incultivadas por boscosas o anegadizas, actuaba de consejera de la Empresa Colonizadora J. C. A. resolviendo dificultades y asesorando a los agricultores para que, al arar los terrenos en declive, no lo hagan en dirección paralela a los declives, para evitar que los surcos arrastren las nutrientes que la naturaleza acumuló en siglos. Ese lavaje continuo origina la pérdida de los mejores elementos que dan fertilidad al suelo y mayor capacidad receptiva para alimentar al ganado. Al arar en sentido perpendicular al declive, cada surco retiene el agua de lluvia permitiendo su lenta filtración a las capas inferiores del suelo, desde donde, por capilaridad, asciende para nutrir lo sembrado.
Las típicas lomadas entrerrianas formaron cañadones en los bajíos por los que las aguas de lluvia corrían hacia los ríos. Cuando no existían los molinos de viento, los agricultores que no tenían aguadas permanentes en sus predios, construyeron diques o tajamares en las partes más profundas del cauce de esos cañadones, para juntar el agua de lluvia con las que abastecían las necesidades propias del hogar.
Sobre una vasta extensión de 82.413 hectáreas de tierras humíferas areno arcillosas, regadas por numerosos arroyos afluentes de los ríos Gualeguay, Uruguay y Villaguay, se extendía la colonia Rosh Pinah, la más antigua y la más prestigiosa de Entre Ríos.
Aún hoy, después de tantos años, allí quedan restos del primer gran tajamar construido en el cañadón principal de la colonia. En él trabajaron denodadamente todos los hombres, mujeres y niños de la colonia. Aquel dique fue una verdadera mole levantada con el esfuerzo común que llegó a contener masas impresionantes de agua que parecía un lago.
En 1952 se recuperaron más de mil hectáreas que se distribuyeron entre los colonos más antiguos aumentando las superficies de sus chacras”.
* * * oscarpascaner.blogspot.comCerca de mil familias vivieron en las muchas aldeas que (en su conjunto) conformaban las Colonias Clara labrando con pasión sus parcelas de tierra.
La tremenda dureza de los primeros años, ni interminables dificultades posteriores, pudieron remover de sus campos a aquellos noveles agricultores.
La mayoría de esas colonias están ubicadas en el departamento Villaguay, Colón, Concepción del Uruguay y Concordia.
Las estaciones ferroviarias cercanas al conjunto de aldeas que conformaban las Colonias Clara eran: Las Moscas, Domínguez, Villaguay, Clara, Jubileo, San Salvador y General Campos.
Lamentablemente el trazado ferroviario no pasó por La Capilla y otros pueblos.
El centro urbano más antiguo de esa colonización fue Domínguez.
Desde allí partieron la mayoría de los contingentes colonizadores.
Domínguez cuenta con estación de ferrocarril, municipalidad, oficina de correos y telégrafo, hospital, farmacia, biblioteca, salón para fiestas, plazas, escuela primaria completa hasta 6° grado, comercios, cooperativa agraria, elevador de granos, grandes galpones acopiadores de cereales y oleaginosos.
Allí, en Domínguez, en la década de 1960 se hizo realidad lo que para muchos no era más que una utopía: levantar una planta elaboradora de aceite de lino.
El nombre de Colonias Clara es un merecido homenaje a la baronesa Clara Bischosfesheim de Hirsch, mujer inteligente y activa colaboradora en la tarea de colonización emprendida por su esposo Mauricio de Hirsch, fallecido en 1894 sin que alcanzara a ver los resultados de su generosidad. Su bondadosa esposa, ya viuda, entregó la mayor parte de su fortuna para continuar el inconmensurable emprendimiento iniciado por el barón de Hirsch. La historia debiera considerarla como una de las mujeres más extraordinarias de los tiempos contemporáneos.
Las distintas aldeas que constituían lo que se denominó genéricamente Colonia Clara, fueron fundadas en tierras compradas en 1892 por la J. C. A. Salvo algunas pocas excepciones, son de aceptable calidad. Vale hacer notar que en esas mismas tierras fracasó un intento de colonización agraria emprendido años antes por la Empresa Colonizadora La Agrícola.
Los inevitables altibajos de la producción inicial produjeron variaciones en la demografía colonial. El fracaso de las cosechas del año 1900, hizo que algunos colonos abandonaran sus campos, iniciándose así un éxodo que redujo algo la población rural. No obstante ello, en ese año el número de colonos llegaba a quinientos. Después hubo otros momentos difíciles provocados por invasiones de langostas, excesos de lluvias, sequías prolongadas, baja en los precios del ganado y otros factores negativos gravitaron sobre los agricultores. Para estimularlos la entidad colonizadora les duplicó y hasta triplicó el tamaño de las parcelas adjudicadas que, inicialmente era de cincuenta hectáreas y les condonó sus deudas. Esa sabia decisión fue factor determinante para llevar adelante el estado general de las colonias.
Las aldeas de Colonias Clara fueron focos culturales del judaísmo argentino. En todas ellas tenían bibliotecas populares, escuelas, consorcios camineros, etc. En los pueblos cercanos había centros sociales y deportivos, comercios, etc. Las bibliotecas contaban con salones en los que disertaban conferencistas y se debatía al estilo de los cafés parisinos. De allí salieron figuras que se destacaron en la política y otras disciplinas.
Es Domínguez la más histórica de las poblaciones de origen rural. Su original trazado de sus calles bordeadas de árboles.
La sede del Fondo Comunal, entidad básica del cooperativismo agrario, contaba con numerosos socios de distintas religiones y condición social.
Esa entidad, representativa del espíritu de los agricultores y de una economía orientada hacia la afirmación de la agricultura en tierras incultivadas por boscosas o anegadizas, actuaba de consejera de la Empresa Colonizadora J. C. A. resolviendo dificultades y asesorando a los agricultores para que, al arar los terrenos en declive, no lo hagan en dirección paralela a los declives, para evitar que los surcos arrastren las nutrientes que la naturaleza acumuló en siglos. Ese lavaje continuo origina la pérdida de los mejores elementos que dan fertilidad al suelo y mayor capacidad receptiva para alimentar al ganado. Al arar en sentido perpendicular al declive, cada surco retiene el agua de lluvia permitiendo su lenta filtración a las capas inferiores del suelo, desde donde, por capilaridad, asciende para nutrir lo sembrado.
Las típicas lomadas entrerrianas formaron cañadones en los bajíos por los que las aguas de lluvia corrían hacia los ríos. Cuando no existían los molinos de viento, los agricultores que no tenían aguadas permanentes en sus predios, construyeron diques o tajamares en las partes más profundas del cauce de esos cañadones, para juntar el agua de lluvia con las que abastecían las necesidades propias del hogar.
Sobre una vasta extensión de 82.413 hectáreas de tierras humíferas areno arcillosas, regadas por numerosos arroyos afluentes de los ríos Gualeguay, Uruguay y Villaguay, se extendía la colonia Rosh Pinah, la más antigua y la más prestigiosa de Entre Ríos.
Aún hoy, después de tantos años, allí quedan restos del primer gran tajamar construido en el cañadón principal de la colonia. En él trabajaron denodadamente todos los hombres, mujeres y niños de la colonia. Aquel dique fue una verdadera mole levantada con el esfuerzo común que llegó a contener masas impresionantes de agua que parecía un lago.
En 1952 se recuperaron más de mil hectáreas que se distribuyeron entre los colonos más antiguos aumentando las superficies de sus chacras”.
A muchos de esos pioneros los conoció mi padre por ser a partir del año 1924, Jefe de la Estación Gobernador Domínguez, del Ferrocarril Entre Ríos.
Allí se casó y nacimos mis hermanos y yo, formándonos con los valores de la cultura judeo cristiana.
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