miércoles, 5 de septiembre de 2012

LA SELVA MONTIELERA

LA SELVA MONTIELERA                                                     En este relato tomo citas textuales de 
                                                                                                      Martiano Leguizamón y datos de Wikipedia

El río Gualeguay nace en el departamento de Federación de la Provincia de Entre Ríos, cerca del límite con Corrientes y, cual nervadura central de hoja oblonga, corre de norte a sur el territorio entrerriano hasta desembocar en el Delta del río Paraná. 
La selva de Montiel flanqueaba el río Gualeguay extendiéndose hacia el Este y Oeste hasta ocupar una superficie de 25.000 kilómetros cuadrados poblados de espinillos, talas y ñandubays. Junto a las costas del río Gualeguay había hojas filosas como navajas. Allí se asentaban malhechores que tenían cuentas pendientes con la justicia por delitos de asesinatos, robos, hurtos, abigeato, carneada de animales ajenos, etc. Las partidas policiales no se atrevían a internarse en esa selva donde reinaba el puma y las aves, al volar despavoridas, alertaban su presencia, exponiéndolos a emboscadas y a tajearse con las filosas hojas de la paja brava. 
Las colonias agrícolas fundadas por la Jewish Colonization Association en Entre Ríos estaban dentro o próximas a esa selva. 
Ahí, en esa peligrosa zona, habitada por serpientes, alimañas y delincuentes, poco más allá de la colonia San Gregorio, relativamente cercana a Domínguez, en 1925, había 1.500 hectáreas cuyo límite Oeste era el río Gualeguay, zona que nadie quería asentarse por considerar que era de mucho riesgo, tal es así que no fue dividida en parcelas; no obstante ello, mi tío Carlos, hermano menor de mi madre,
se la solicitó en arriendo a la Empresa Colonizadora. En varios relatos he ponderado
la nobleza y solidaridad de los gauchos enterrianos y no me cabe la menor duda de que mi apreciación de sus virtudes, es por lo que se animó mi tío a instalarse en esa peligrosa región porque debe haber tenido la promesa de Martín Martínez, mensual de su padre, de acompañarlo en esa peligrosa aventura en esa selvática región.  
Construyeron dos casas amplias, una de ellas para la familia del mensual, tanto en una como la otra, de ladrillos con cemento, cal, arena y techos de chapas de cinc.
No me cabe dudas que mis padres y mis tíos se visitaban con frecuencia, mis recuerdos son más nítidos desde los seis o siete años. El hijo mayor de mis tíos tenía más o menos mi edad, el otro era tres años menor,  bastante después nació Zulema quitándole a mi hermana María Juanita el privilegio de ser la única nieta de nuestro abuelo materno, los otros diez nietos conformábamos una tropa de varones. No recuerdo que mis tíos o primos hayan hecho referencias de alguna situación complicada con quienes pasaban por allí para ir hacia la costa del Gualeguay en busca de la arena arcillosa de las inmediaciones del río, apta para reemplazar el cemento en las edificaciones, de la blanca arena de sus márgenes, la leña del monte y las largas y filosas hojas de los pajonales que se usaban para techar.
De vez en cuando algún "refugiado" en esos pajonales de los montes, se acercaba a la vivienda de mis tíos, y, desde la distancia se anunciaban con alguna expresión equivalente a un saludo de amistad, al ser atendido, con respeto y la debida disculpa por la molestia, solicitaban "algo" para hacerse una comida. Nunca les ocasionaron un sobresalto. Lo que sí puedo asegurar que en reiteradas oportunidades decrecía la majada de ovejas. Me quedó grabada la imagen de un vacuno con un gran corte en el tendón de la rodilla de la pata trasera que vimos mientras íbamos en el auto por el camino que por trechos se hacía zigzagueante para dejar de lado árboles de gran porte. Mi padre nos explicó, a mi hermano y a mí, que ese corte lo hacían los que cometían el delito de carnear animales ajenos. Un hachazo con el filo del cuchillo en ese tendón de una de las patas traseras hacía que el animal se caiga y ahí lo mataban para sacarle el cuero que luego vendían y algo de carne para comer.
"Los cerrados montes de Montiel son lugares peligrosos de dilatadas y misteriosas penumbras, refugio de cuereadores de ganado ajeno que tanto trabajo dan a las autoridad con sus audaces correrías según la descripción hecha por el Comisario Tomás Rocamora, siempre tan veraz y minucioso en sus informaciones -dice don Martiniano Leguizamón en "De Cepa Criolla" (edit.Solar Hacheté).
Al respecto de la denominación de esa selva -dice Martinio Leguizamón- "En el año 1694, el rector del colegio de los jesuitas de Corrientes, le cedió a don Alonso Fernández Montiel, los derechos al ganado vacuno cimarrón que poblaban esa región. En el informe del P. Policarpo Dufo, al narrar la expedición que en el año 1715 trajeron los jesuitas para castigar a los indios infieles de Entre Ríos, al llegar al Mocoretá, hallaron a vaqueros el alcalde de Santa Fe, don Antonio Marqués Montiel, con todas las prebendas que con la espada y los arcabuces sustentaban los fueros de la autoridad que extendí sus vaquerías por la inmensa selva que iba desde Mocoretá hasta el sur, frente a San Pedro. 
El apellido Montiel, de dos personalidades del mismo apellido, un cura y un alcalde; vale decir, por la cruz y la espada, los dos símbolos de la conquista de América, se ha perpetuado en la región en la que exterminaron con el hierro y el fuego a sus primitivos moradores de aquel escenario selvático.
Ahí quedan los nombres de fray Diego, fray Feliciano, San Alejo, San Cristóbal y el cerro de la "Matanza" señalando esa "hazaña sangrienta" con la que lograron la extinción total de los charrúas y los mihuanes de la región entrerriana"  

Recurro a Wikipedia para suministrar más información de este tema: 
El Ferrocarril Primer Entrerriano fue la primera línea ferroviaria construida en la Provincia de Entre Ríos y en la Mesopotamia, República Argentina. La línea era propiedad de un grupo empresario argentino que obtuvo la concesión del gobierno provincial y fue inaugurada el 9 de julio de 1866, contando únicamente con un ramal de 9,85 km entre la ciudad de Gualeguay y el Puerto Ruiz sobre el río Gualeguay. Fue la primera línea en utilizar la trocha estándar (1,435 m) en Argentina. El Puerto Ruiz operaba como puerto del ultramar y la construcción del ferrocarril facilitó las operaciones de exportación y el traslado de productos entrerrianos a Buenos Aires.
El ingeniero Juan Coghian se hizo cargo de los trabajos en enero de 1865, construyendo la vía con material adquirido en el Reino Unido. El material rodante fue comprado en los Estados Unidos. En Gualeguay y en Puerto Ruiz fueron construidas dos pequeñas estaciones en tierras fiscales cedidas por el Estado. De Puerto Ruiz, a 10 km de la Estación ferroviaria de Gualeguay, partían barcazas
cargadas con semillas de cereales y oleaginosos, y otros productos regionales, hacia el puerto de Buenos Aires. 
Aún quedan restos de las importantes instalaciones del puerto y los depósitos. La construcción de la línea fue iniciativa de un grupo de comerciantes de Gualeguay, que el 26 de septiembre de 1864 realizó una reunión en la que se decidió su construcción. El capital inicial de la compañía fue de 100 000 pesos fuertes, que se distribuyeron entre las siguientes suscripciones: 50 000 pesos de los vecinos de Gualeguay, 15.000 pesos del gobierno nacional, 15 000 pesos del general Justo José de Urquiza, 10 000 pesos de la Banca Maua, 10 000 pesos del gobierno provincial. El Congreso Nacional autorizó al Poder Ejecutivo el 7 de octubre de 1865 mediante la ley N° 167 a suscribir las 300 acciones con las que participó. La empresa fue presidida por Jacinto González Calderón. La inauguración del Ferrocarril Primer Entrerriano, por el gobernador José María Domínguez, se dio en el marco de la Guerra del Paraguay, y se produjo el día en que se cumplía el 50º aniversario de la declaración de la independencia argentina. La locomotora a vapor Gualeguay (luego rebautizada como La Solís) realizó el viaje inaugural trasportando desde la Estación Gualeguay al gobernador y a los accionistas de la empresa. El ferrocarril operaba con un servicio diario de pasajeros y cargas, traccionado por las locomotoras estables de Gualeguay u otras del Ferrocarril Urquiza.
En 1872 y 1874 fueron incorporadas dos locomotoras de la marca alemana Krauss, las cuales fueron declaradas inservibles al momento de ser transferido el ferrocarril a la empresa británica, que solo incorporó a La Solís. Esta locomotora es conservada en Gualeguay, expuesta junto a la avenida El Primer Entrerriano, frente a la Estación Gualeguay.
En 1868 una creciente extraordinaria del río Gualeguay paralizó al ferrocarril por 7 meses, solicitando la empresa la ayuda del gobierno nacional para evitar el colapso financiero debido a sus deudas con el Banco Benítez. Una ley nacional del 21 de diciembre de 1870 autorizó al gobierno nacional a suscribir acciones del Ferrocarril Primer Entrerriano, empresa que no tenía buenos resultados económicos. El 5 de junio de 1874 la administración pasó a ser del Estado nacional y el ferrocarril dejó de funcionar debido al estado de deterioro de las vías y del material rodante. En 1881 reinició sus actividades arrendado a una empresa privada, pero con servicios escasos y costosos, que lo operó hasta 1896.
El 27 de enero de 1891 la empresa Ferrocarril Central Entrerriano, propiedad del Estado provincial, inauguró el ramal de Rosario del Tala a Gualeguay, empalmando con el Ferrocarril Primer Entrerriano. Desde el 24 de agosto de 1891 este ferrocarril fue adquirido por la compañía de capitales británicos The Entre Rios Railway Company Limited, que lo renombró Ferrocarril Entre Ríos. El 23 de septiembre de 1889 se inauguró el tramo de Gualeguaychú a Villaguay. 
Esta empresa británica compró también el Ferrocarril Primer Entrerriano en 1896. En 1902 se habilitó la línea férrea de Villaguay a Concordia y continuaba el tendido de rieles hasta Ibicuy, donde mediante ferris boats los vagones cruzarían el río Paraná para llegar a Zárate, donde continuaría por la línea del Ferrocarril Central Buenos Aires que lo unía a la estación Federico Lacroze instalada en el barrio de Chacarita de la Capital Federal. 
El 10 de octubre de 1906 inauguró el ramal desde el empalme Las Colas en las cercanías de Gualeguay, hasta Enrique Carbó.
El 15 de febrero de 1915 la empresa fusionó su administración con la empresa Ferrocarril Nordeste Argentino, también de capitales británicos, siendo ambos nacionalizados y estatizados en 1948 y fusionados con otras compañías para formar el Ferrocarril General Urquiza.
El 9 de octubre de 2010 se inauguró en Gualeguay el Museo del Ferrocarril "Primer Entrerriano" en la estación local. 
                                                                                                                     
                                                                       * * *                              oscarpascaner.blogspot.com     

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