viernes, 8 de abril de 2016

DOMÍNGUEZ, CIEN AÑOS DE LA HISTORIA

A CIEN AÑOS DE LA FUNDACIÓN DE DOMÍNGUEZ    

  Yo era el menor de mis con discípulos por haber ingresado a primer grado con seis años, y cumpliría los siete el 28 de agosto de 1936.
  Entonces se admitía a los de siete años o que los cumplan antes del 1° de julio.    
  Considero que la amistad de mi padre con el Director de la Escuela tuvo que ver con esa excepción, también la tuvo mi hermano, un año y nueve días mayor que yo.

  Hoy, a 74 años de haber terminado la primaria, vienen a mi memoria los apellidos de los 18 condiscípulos que terminaron conmigo el 6° grado (y éramos cincuenta los que comenzamos el 1er grado). Sólo 18 completamos los estudios primarios.
La gran mayoría eran descendientes de inmigrantes de países de Europa del Este; Gerardo Torneau, de ascendencia francesa; Nelda Sallustio, hija única de un médico, se incorporó en 5° grado. Era divina y bailaba con tutú. ¡Cómo despertó la pasión por el baile clásico en los alumnos; nos agolpábamos junto al escenario cuando ensayaba en tutú! Su abuela materna decía ser descendiente de Sarmiento. La Historia dice que Sarmiento nunca se casó, pero que su hijo Domiguito murió en la guerra del Paraguay.
La estrecha vinculación que mantuve con ellos influyó en mi formación personal, y más positivamente que la de los compañeros de secundaria. En mis compañeritos de la primaria hallé una dulce mansedumbre y una humildad que no tenían los de la secundaria; excepto algunos, con los que me hice amigo, por aquello de que la amistad con los mejores, me daría la posibilidad de ser mejor. 
                  
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ACTOS POR EL CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DE DOMÍNGUEZ

  El 23 de septiembre de 1990 se festejaron los cien años de "la fundación" de Domínguez. Se toma como tal, la fecha en la que pasó el primer tren al inaugurarse la línea férrea que unía Gualeguaychú con Villaguay. En el acto realizado se leyeron poesías conmemorativas hechas por gente vinculada al pueblo y por alumnos de la escuela secundaria.


DANZA CONMEMORATIVA
                                                                                           por Susana Goldemberg 
                                                                                           agradeciendo al Profesor Raul Olivera  
                                                                                                            
Trémulo el aire ríe saturado de trinos,
los pájaros navegan espacios cristalinos,
la cuadrilla avasalla las cuchillas pacientes  
para fijar los rieles a su destino inerte,
la paisanada atisba la arrogancia del tren
que exhala misterios de distancias por el andén.

Llegan, ansiedad hecha plegaria, los judíos,
los criollos expectantes indagan confundidos
¿de dónde vienen? ¿qué idioma hablan?
El gringo besa el suelo de la Patria adoptada
trasmutando del miedo a la esperanza,
se encuentran en el gesto fraterno de la danza,
bajo el cielo entrerriano amalgaman sus símbolos,
alambran el progreso, la guitarra es testigo.

En la arada, en la siembra comulgan con la tierra,
la lluvia invoca las mieses y las cosechas.
En la Estación Domínguez otra vez reunidos
los rubios, los morenos, son vecinos amigos,
con rostro espléndido embarcan el trofeo cereal
con lágrimas al retoño que estudia en la ciudad.

El manto albiceleste afinca sus raíces,
un retazo de cielo los bendice.
Pasaron cien años, la Estación de despereza,
por recordar; los nietos a Domínguez regresan,
mientras identifican sonidos y fragancias,
los bailes los impregnan de historias y nostalgias.      

                                 * * *


DOMÍNGUEZ, EVOCANDO TU HERENCIA     por Beatriz Domínguez

Cien años festejas querido Domínguez, / cien años de luchas forjando mañanas,
un día lejano llegaron tus gringos / buscando horizontes de una vida en paz.
Aquí encontraste al gaucho bravío / que al lado del criollo, tu gente nativa,
muy pronto los hicieron “gauchos judíos”.

Así comenzaron talando los montes, / regando este suelo con rudo sudor,
abriendo surcos sembraron la tierra / cosechando juntos semillas de amor.
Y así continuaron querido Domínguez, / tus días tan duros como el ñandubay,
como rayos de sol trazaron tus calles / en  las lomadas del Gualeguay.

Así con con los años te hicieron Pueblo /  en todo sentido te abrieron camino,
para que te habiten criollos y gringos, / fijando en tus metas futuros ajenos,
para eso retacearon sus sueños, / se volvieron estoicos, se hicieron Quijotes, 
y en la aventura de todos los días, / forjaron de a poco nuestra escuela de vida.

Fue en la mansedumbre que salvaron escollos / y en convivencia levantaron frutos,
Y aunque por amor fusionaron su sangre, / conserva cada uno, con celo su estirpe.
 
                                                                              ***


MI PUEBLO NATAL                     por Mauricio Soiget

Villa Domínguez, mi pueblo, ¡cómo te recuerdo!
Fueron los años que jamás podré olvidar,
mi niñez junto a mi padre, que ya lo he perdido
y junto a mi madre que hoy ya no está.

Mi casa, la escuela de mis primeros pasos,
¡cómo me gustaría volver a habitar!
Estar con todos los que allí me vieron…
Pasaron muchos años… ¿dónde estarán?

Recuerdos que añoro, volver a vivirlos,
quizás la vida me quiera alegrar,
terminar mis días en aquel pueblito,
junto a mis hermanos y todos los míos,
buscar la dicha que borró el olvido,
para que esto suceda ¡hoy voy a rezar.

                        * * *

                             
RECUERDOS                 por  Ana L. Galicchio 2do año Colegio secundario

Hoy sólo queda el recuerdo / de aquellos que fueron los pioneros,
que al llegar a estas tierras / trabajaron con todas sus fuerzas.
A ellos, hoy le debemos / todo lo que aquí tenemos.
Es más lo que nosotros poseemos / de lo que ellos tenían
porque sólo sueños poseían / y esperanzas en sus esfuerzos.

En muchas de las noches frías, / cuando la angustia los invadía,
con silenciosa melancolía / evocaban las penas y tristezas vividas.
Esta historia ha quedado, / muchos recuerdos dejaron.
Ya cien años pasaron, / poco a poco se fue avanzando.

El presente también pasa / y el futuro nos espera.
Hoy los recordamos, en este día, / con tristeza y alegría.

                                           * * *


INMIGRANTES                         Relato de Juliana Jrus 1er año Colegio Secundario

  Hace casi 100 años, allá por la década de mil ochocientos noventa dejaron atrás persecuciones, penurias, tristezas y a sus seres queridos buscando tranquilidad, paz, una Patria que los reciba con los brazos abiertos, una Patria que los proteja.        Tras un penoso viaje que duró más de una mes, sin más equipajes que una vieja y descolorida valija, con escasas pertenencias y algunos pocos recuerdos familiares, desembarcaron en este suelo cumpliendo sus sueños. 
  Eran ellos, los inmigrantes. Hicieron sus ranchos con barro y techos de paja; frágiles ranchos que no soportaban tempestades.
  Con dos bueyes uncidos a un arado mansera emprendieron el duro trabajo para obtener rubias espigas soportando fríos y el verano sofocante.
  Entre ellos estaban mis antepasados, que al ver sus campos labrados, con su sudor regados, y las buenas cosechas logradas, con felicidad se abrazaron.
  También lloraron por langostas y otros males que arruinaron sus sembrados.
  Cultivaron afecto y amor con los viejos pobladores brindándose mutua buena voluntad y comprensión porque comprendieron que aunando esfuerzos lograban mejores resultados y vivían mucho mejor.

* * *


ASÍ EMPEZARON ELLOS

El 6 de agosto de 1881, Julio Argentino Roca, Presidente de la República Argentina,  dictó un decreto invitando a los judíos de Europa Oriental, hacer de ésta su Patria Nueva, con todas las atribuciones y derechos que gozan sus habitantes.
Aceptando esa invitación llegaron ellos. Mi abuelo, estudiante de idiomas, aceptó ser el intérprete del grupo. La Empresa Colonizadora lo recompensó colonizando a toda su familia. La convivencia con esos inmigrantes les posibilitó emular sus valores éticos y morales.

Y yo queriendo saber más, / le pregunté a mi abuelo:
¿Es cierto abuelito que el viaje fue largo / dejándole a usted un recuerdo amargo?
Escúchame lo que decirte quiero / -respondió pensativo mi abuelo-
Las vicisitudes pasadas, fueron largamente / compensadas por este fértil suelo
y por la solidaridad de los gauchos buenos.

La Naturaleza premió nuestro esfuerzo, / lluvias oportunas premiaron mi denuedo,
pero también sufrí fracasos /  que nos hicieron comenzar de nuevo.
Aprendimos a secar las lágrimas cuando /  lluvias copiosas, prolongadas sequías   o el recio granizo, langostas, pulgones / y otras plagas, arruinaban el trabajo hecho.

Aquí crecieron nuestros hijos / junto a los gauchos buenos,
talando montes, abriendo surcos, / domando potros, curtiendo cueros,
sembrando semillas, sacando malezas, / aprendiendo a manejar filosas guadañas para segar los tallos, y hacer las gavillas, / levantar  parvas, manejar la yeguada para que pisoteen lazas gavillan / y separen la paja del trigo.
Hay tantas cosas que contarte quiero / ya encontraremos el momento,
Ahora dame tus manos y mirando al cielo, / repite conmigo:
¡Bendito sea este país, / que es mi Patria Nueva!   

                                               * * *

LOS GRINGOS                      por Evaristo Barrios


Los gringos que desde lejos / llegaron un día a nuestra tierra,
Demuestran que agachando el lomo / es como se junta riqueza.
Dentraron sabedores primero / que al arar deben hacerlo
Transversal a las pendientes / y a mestizar las haciendas,
Que al ser pesadas y mansas, / se transformas las yerras.

Los gringos no quieren el rancho / que es como nido de hornero;
amasan el barro, lo cortan / y después le prenden fuego.
Las paredes de ladrillos / quedan desafiando el tiempo;

convierten el patio de yutos, / en quinta de verdulero
y en vez de perros, crían aves / que les dan más que los perros.

Si se prenden a nuestras criollas, / más a lo nuestro se afirman,
y lo hacen con el deseo / de asegurar la familia;
su propósito es que sea / cada vez mejor la cría,
la cosecha es más buena / cuando es mejor la semilla.
Hay que hacer como los gringos, / sin odiarlos y sin envidia!

Ya pa´ los que aquí vivimos, / nos está sobrando el suelo,
No importa que nos parezca / que sus costumbres son otras;
Sabemos que no avanza / aquel que sentado se queda,
Dios nos ha puesto los ojos / pa´ el lado que cae la frente,
 Las máquinas que son productos / de su idea y su talento,
 Los gringos son tan andariegos, / que cuando están descansando,
  

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