viernes, 26 de octubre de 2012

EL MUNDO DEL 1900

EL MUNDO DEL 1900  
                                                       Así lo describe Arturo Jauretche en su obra “Pantalones cortos”

El Imperio Británico: aguanta la pesada carga del hombre blanco arrastrando tras de sí a una Europa algo remisa.
España: más africana que Europea.
Italia: país de musicantes, bandoleros y mendigos.
Austria-Hungría: caótica.
Rusia zarista: la barbarie que aplica vergonzosas leyes restrictivas discriminatorias a las minorías étnicas para impedirles toda forma de ganarse el sustento.
Los Balcanes: el caos.
Grecia: inválida e indigna de su remoto pasado.
Turquía: la enferma de Europa, próxima a morir o a desaparecer en las profundidades de Asia, de donde no debía haber salido.
Francia: junto a Gran Bretaña ilumina al mundo con su cultura.
Inglaterra: el navío que transporta hasta los más remotos rincones de la China la luz que irradia junto a Francia.
Prusia: avanza con sus técnicas e industrias después de haber adelantado sus poetas y filósofos, su música y sus guerreros.
Escandinavia: los países escandinavos se incorporan al mundo organizado en el progreso indefinido.
Estados Unidos de Norteamérica: se prevée su inmediato ingreso a ese mundo organizado aunque aunque no está depurada la grosería de ser los primos rurales de los británicos, pero exhibe condiciones  que ya había demostrado al libertar a Cuba y Filipinas, al extender su protección sobre el Caribe liberando a Panamá de Colombia para partir de un tajo el istmo y comunicar los dos grandes océanos abriendo el paso a los navíos de la civilización.
Los países del Plata: Argentina, Uruguay, y un poco Chile, por la condición privilegiada de pueblos blancos, se preparan a recorrer el mismo camino que los Estados Unidos. (*)   
         
La guerra ruso japonesa de 1905 tuvo una significación muy difícil de comprender. Los rusos, con zar y todo, eran también “hombres blancos” y los japoneses “los amarillos”. La brusca irrupción de los japoneses como vencedores en el plano de las grandes potencias, fue una enorme lesión para la “Pax Británica" que reposaba en el principio sobre la supremacía del hombre blanco en todos los terrenos y era custodiada por la reina de los Siete Mares. Esta Pax Británica tiene su centro en Londres pero sus vibraciones se registran hasta en el remoto fondo de las pampas.
      
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 Nota personal basada en la obra de Félix Luna.
  (*) En 1880 las posibilidades de progreso de los Estados Unidos y de la Argentina eran similares. Estados Unidos continuaba recibiendo gran cantidad de inmigrantes de diversas religiones y ateos porque el Estado no tenía religión oficial. En cambio, en la Argentina sí había religión oficial. Eso hizo disminuir la llegada de quienes no eran practicantes de la religión católica. 
Los proyectos del Presidente Julio Argentino Roca, tendientes a igualar obligaciones y derechos para todos los habitantes del territorio argentino, se vieron trabados por el poder de esa Iglesia. 
Esa situación hizo que Roca implemente por decreto la ley de Enseñanza laica, libre y gratuita, el Registro Nacional de las Personas, la exclusión de la Iglesia en la administración de cementerios.  
A raíz de esas decisiones el Vaticano rompió las relaciones diplomáticas con la Argentina.

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DE CHACARERO A PERIODISTA INTERNACIONAL

DE CHACARERO A PERIODISTA INTERNACIONAL 

M. Parne, Profesor del Colegio Comercial de Domínguez, me facilitó un extenso artículo sobre un hijo de “Colonias Clara” que se destacó como periodista universal.
Lo condensé, sin que pierda su esencia, y se lo hice llegar al Director y propietario del diario “El Pueblo” de Villaguay, el señor Juan Carlos Surra, Presidente de la Asociación Argentina de Diarios y Revistas. Este buen hombre lo publicó como editorial titulándolo:
“De las colonias de Villaguay, a mejor periodista internacional”.

“Una de las más importantes editoriales francesas honra la memoria de quien es considerado por los europeos el mejor periodista del mundo de todos los tiempos. Sus libros, que se siguen vendiendo en los cinco continentes, serán unificados, junto con sus grandes notas, en una obra completa.
José Elías Kessel, periodísticamente conocido como Joseph Kessel, nació el 10 de febrero de 1898, en la Colonia San Vicente, cercana a Villa Clara; hijo de inmigrantes que llegaron al país por la Empresa de Colonización Agraria del barón Mauricio de Hirsch.
Fue autor de muchas novelas célebres: “Belle de Jour” (Bella de Día), base de la película homónima de Luis Buñuel con Catherine Deneuve como protagonista y “El Ejército de las Sombras” que deslumbró en el cine con Luis Ventura, bajo la dirección de Jean Pierre Melville.
Para Joseph Kessel “todo era posible, siempre que uno sea un periodista inquieto, capaz y pendiente de aquello que le interesa a los lectores”.
Consideraba que las notas periodísticas había que ir a buscarlas ya fuera en España como en África, en París o en Tokio, Ghana o en la milenaria capital del Yemen.  
En esta última ciudad, inaccesible para todo occidental en aquel lejano 1929, fue donde Joseph Kessel encontró el precioso material con el que compuso la nota más célebre de esta centuria.
Ya se había constituído en el periodista que todos los editores se disputaban.
Le habían hablado de un siniestro personaje que vivía lujosamente en un suntuoso barco anclado en el Mar Rojo, que se dedicaba al tráfico de armas, perlas, haschís y a comprar y vender esclavos.
Hasta allá viajó Kessel y logró localizar a Henry de Monfried, el traficante en cuestión. Ese hombre de origen francés, riquísimo y sin escrúpulos, le mostró como funcionaba “el comercio de ébano”. Así llamaba al infame comercio de seres humanos de Abisinia, en el Yemen, que abarcaba toda la cuenca del Mar Rojo.
En ese punto geográfico Kessel vio los rebaños de miserables esclavos asustados amontonados en el fondo de las barcazas. Los traficantes los trasladaban hasta el puerto de Assir para ser llevados a La Meca y vendidos en subastas públicas.
Esta historia fue publicada en un diario parisino. Durante 35 días agotaron los ejemplares de “Le Matín”. De una tirada de 12.500 ejemplares pasó a 150.000, gracias a los capítulos en que dividió la nota de Kessel.
Con este hito y los que siguieron, siempre interesándose como los hombres que se juegan, Kessel continuó escribiendo temas que apasionaban a las masas de su tiempo.
Al leer “Testigo entre los hombres” y “Los días de la aventura” se comprende la importancia de los temas que encaraba.
Joseph Kessel publicó 23 novelas.
Durante el juicio a Adolf Eichman, en 1961, los setecientos invitados especiales prestaban más atención al accionar de Kessel que al “célebre genocida”.
Joseph Kessler manifestaba con orgullo su nacionalidad argentina.
En 1937 regresó a su colonia natal, visitó a los sobrevivientes amigos de sus padres. Dictó conferencias y escribió notas en “El Diario” de Paraná.
Tuvo una vida novelesca. Se casó con la última descendiente de los Reyes de Irlanda. 
Fue honrado en vida con el “Frac Verde” y con un sitial como “Miembro Privilegiado de la Academia Francesa de Letras”. Falleció en el año 1979”.       
          
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